Antes de que internet acabara con
la época en la que la mayoría de las personas compraban CDS originales, como en
otras ciudades, en Las Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, había “una
mafia del CD”. En esa mafia del CD, uno podía ser víctima o victimario. Algunas
veces un disco de algunos de mis amigos terminaba en mi casa, porque me lo
había prestado, o porque se lo había prestado a un amigo en común, porque se lo
había olvidado, o simplemente por lo que dimos en llamar “la mafia del CD”, cuando
no podíamos entender por qué misterio un CD había terminado en un lado o en
otro.
Por esa “mafia del CD”, yo tuve
durante un largo tiempo, el álbum “Clandestino” de José Manuel Arturo Tomás
Chao, más conocido como Manu Chao. Creo que esa placa era de un amigo de
Chaco, y hoy lo tiene un amigo de Las Termas que vive en el Sur. Sí, la mafia
del CD no tiene fronteras.
Me gustaron todas las canciones
de esa placa; así que comencé a leer un
poco de su historia, y a escuchar otros de sus discos. Descubrí que era
Francés; que era hijo de una familia trabajadora, que era políglota –habla 5 o
más idiomas- que apoyaba a los trabajadores y distintas causas sociales, que
tuvo una banda que se llamaba Mano Negra –pilar del Ska internacional- y me
conmovió la profundidad y la belleza de sus letras sencillas.
Si bien me gustaron algunas de
las canciones de “Próxima Estación: Esperanza” –en ese disco está el hit “Me
gustas Tú”- en general, no me gustaron sus últimos discos. Igual decidí ir a
verlo a Salta, motivado por la placa Clandestino, por el hecho de ver a una histórica
figura de la cultura rock, y a mi primer artista europeo.
En el marco de su nueva gira por
Argentina y Chile, el artista tocó el lunes 2 de diciembre en el Estadio Delmi,
de Salta.
En líneas generales, fue un show
de dos horas y media, con mucha energía, agite y fiesta. En vivo, el vestuario
de Manu Chao parece el del Chavo del 8, y el músico parece ser eso: un tipo
simple, sencillo, tierno. Es por esto que, en el escenario, su guitarrista,
parece tener más protagonismo.
Musicalmente, el recital tiene
energía, pero es monótono, se repiten las estructuras regué-ska, y tanto agite
comienza a saturarte. Para ser un artista que viajó por todo el mundo, el show
no tiene una gran variedad artístico musical. Pero sobre todo, molesta que
cambie el ritmo de las canciones que uno conoce y que conmueven tal y como son,
no con otro ritmo, aunque siempre dentro del monótono estilo quiqui quiqui,
kakakakka (ja).
Pero más allá de esto, el tipo
que va a buscar fiesta, sorprendentemente se encuentra con que, a pesar de que
Manu tiene 52 años, el grupo brinda un show con mucha energía. Los tipos
que vana escuchar clásicos se encuentran
con Clandestino, La vida es una Tómbola, Bienvenida Tijuana, Mala Vida,
etc. El tipo o la mina que va a buscar a
un artista comprometido políticamente se encuentra con que Manu Chao le da
espacios a integrantes de agrupaciones ambientalistas para que, rapeando (ja),
hablen en contra de la Minería a Cielo Abierto, de Monsanto, sobre “El Galpón
peligra, Austin contamina”, en referencia a la planta de nitrato de amonio que
se quiere instalar en el departamento de Anta.
Es más, el escenario estuvo
decorado con una gran bandera que decía “Desalambremos la Vida”, “Fuera
Monsanto de Argentina y de América Latina”, “Ni un pibe Menos”. En el recital
uno se encuentra hasta con el Perro Santillán hablando de historia y presente,
colonialismo, invasión, y saqueo.
En fin a Manu Chao en vivo, se lo podría comparar con Los Auténticos Decadentes pero con contenido político. ja
En fin a Manu Chao en vivo, se lo podría comparar con Los Auténticos Decadentes pero con contenido político. ja
Más allá de esto, Cuando
uno viaja -de vacaciones, a ver un recital, un partido de fútbol, o lo que sea-
disfruta de la actividad cultural que va a hacer, pero también de todo lo que
se produce en el viaje: hablar con amigos de “familia, amistad, trabajo, política, religión, drogas” ja; conocer lugares y gente; y
compartir experiencias que después pasarán a ser anécdotas de nuestras vidas.
Ahí te das cuenta que lo que importa es el viaje, el camino, porque "no
hay un lugar al que llegar”, todos estamos “perdidos en el corazón, de la
grande Babilón”.
Que lindas palabras!!! Para un viejito de 52 creo que superó las expectativas!!! Creo que lo más groso, fuera del excelente show... Fue el viaje compartido!!!! Saludos y seguimos leyendo estas letras que de "PENCA" no tienen nada!!! Saludos
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