martes, 17 de diciembre de 2013

La actividad minera en Río Hondo


Cuando tenía 19 años, una amiga comenzó a hablarme sobre la minería. Entre otras cosas, me enseñó que la minería es una actividad económica que realizan grandes empresarios internacionales en nuestro país para extraer metales o piedras valiosas. En esta actividad, estos empresarios “contaminan nuestros recursos naturales, y saquean nuestras riquezas”. Poco a poco fui conociendo los proyectos mineros que se llevan a cabo en Argentina y la lucha de algunos pueblos para evitar que se instalen estos empresarios a realizar esta actividad a nuestro país.
En aquel proceso, aprendí que algunos proyectos mineros consumen una gran cantidad de agua y de energía, detonan el suelo y las montañas, contaminan las cuencas y los ríos con metales pesados, y se quedan con grandes ganancias, dejándole un mínimo porcentaje al estado nacional y a los estados provinciales. Por la contaminación que generan algunas de estas actividades, en algunos países de Europa se prohibió la minería a cielo abierto, y los pueblos de Esquel y La Rioja rechazaron que se instalen proyectos de este tipo en esas regiones.
Lo último que leí fue la opinión de un especialista que señalaba que no hay que apoyar o rechazar todos los proyectos en general, sino estudiar cada uno en forma particular, y evaluar si resulta viable, económica y ambientalmente, realizar un proyecto minero en determinado lugar.


Hasta ese momento, lo único que vinculaba  la minería con el Departamento Río Hondo, Santiago del Estero, eran las denuncias que señalan que una minera de Catamarca, contamina el canal DP2 que alimenta la Cuenca Salí Dulce y el embalse Río Hondo con metales pesados, provocando que las personas o animales que consumen el agua adquieran graves enfermedades.

La Minería llegó hace rato

Este mes tuve la oportunidad de comprobar que la minería llegó hace rato a este departamento y a esta provincia. La minería que se realizó y se lleva a cabo en esta zona, no tiene las dimensiones que posee en otras zonas del país, y tiene sus particularidades.
Estos lugares, conocidos como “canteras”, se pueden encontrar a la vera de las rutas nacionales o provinciales, o en el interior de los departamentos.  
En la localidad de Chañar Pozo, paraje ubicado a 20 kilómetros de la ciudad termal, se instalaron empresarios canadienses e hicieron funcionar uno de estos proyectos. Aunque la actividad cumplió su ciclo en el lugar, -ya que se extrajeron las piedras que estaban en la superficie - los empresarios y el personal que trabajaban en el lugar, se trasladaron hacia otro proyecto.
“Santiago del Estero es una provincia rica en piedras –contó una de las personas que trabaja en uno de los proyectos mineros de la provincia-. Acá se encuentra yeso, sulfato de calcio, lajas, piedras coloradas, y todas estas piedras se utilizan como fertilizantes naturales o para elaborar otros productos”.
En este caso, la mayoría de los proyectos ubicados en esta zona extraen yeso agrícola, “un fertilizante natural” que se usa, sobre todo, en las tierras en las que se cultiva soja. En las “canteras”, el personal utiliza grandes maquinarias para extraer las piedras, luego las cargan en la “moledora”, de donde se extrae polvo, grano y descarte. Finalmente las introducen en bolsas que luego transportan hacia distintas provincias argentinas y Paraguay.
Analizando los pros y los contras de la actividad, de acuerdo a los datos provistos por uno de los integrantes,  se puede señalar que uno de los proyectos generó fuentes de trabajo para 20 familias de la zona, y se compran las provisiones y los repuestos en negocios locales. Sin embargo, aunque no se usan agua ni explosivos, para construir los predios se desmontan las zonas.
“Una prueba de que, por lo menos esta empresa, no usa explosivos es que, cuando se agotaron las piedras en la superficie, los empresarios y los trabajadores tuvieron que trasladarse a otro lugar, porque para seguir extrayendo tenían que profundizar en la tierra y con maquinas esto se hace muy costoso, y ya no resulta rentable”.    

Finalmente el yeso agrícola se exporta a distintas provincias del país y a Paraguay. “Al exportar generamos un gran movimiento económico en lo que se conoce como Aduana Seca, porque pagamos los impuestos correspondientes en cada lugar”. 

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